Aranceles: «La palabra más hermosa del diccionario» Donald Trump

  • Trump y su apuesta por los aranceles, una herramienta poderosa pero cuestionable
  • Las familias estadounidenses perderían hasta 90.000 millones de dólares por sobreprecios
  • La apuesta arancelaria de Trump promete empleo local pero podría desatar retaliaciones y tensiones comerciales mundiales

Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, ha reafirmado su compromiso con la aplicación de una política arancelaria, un enfoque, que caracterizó su primer mandato, y que ahora desea retomar con mayor intensidad.

Entre sus propuestas destacan tarifas de hasta 60% para productos chinos y un 20% para bienes de otros países. Su objetivo es revitalizar la manufactura estadounidense, reducir el déficit comercial y generar empleos.

Sin embargo, esta política plantea interrogantes sobre su impacto en la economía y el comercio global.

Aranceles, ¿la clave para una economía más fuerte o un riesgo para Estados Unidos?

Los aranceles son impuestos que encarecen productos importados, incentivando el consumo de bienes locales.

Según Ana Swanson, del New York Times, experta en comercio, Trump los ve como una forma de:

… crear nuevos empleos y reducir déficits comerciales, durante su primer mandato, su aplicación en sectores como el acero y el aluminio impulsó la producción doméstica en estos mercados.

Sin embargo, Swanson advierte que las tarifas también pueden tener efectos contraproducentes:

Imponer aranceles puede provocar que otros países tomen represalias, lo que significa que los exportadores estadounidenses pierdan mercados en el extranjero.

Esto podría generar pérdidas de empleos en sectores dependientes de exportaciones y además, su impacto en los precios de bienes de consumo es significativo.

¿Beneficio económico o riesgo comercial?

Si bien los aranceles aumentan los ingresos gubernamentales, los cuales incluso se duplicaron durante la primera presidencia del republicano, representan una fracción mínima de todo el presupuesto federal.

Se calcula que las familias estadounidenses perderían hasta 90.000 millones de dólares anuales en poder adquisitivo debido al encarecimiento de productos importados.

Los sectores tecnológicos, como la producción de vehículos eléctricos y paneles solares, podrían enfrentar disrupciones en sus cadenas de suministro, al depender de componentes extranjeros, los costes más altos reducirían su capacidad de innovación.

Swanson destaca que los aranceles pueden ser especialmente perjudiciales para algunos sectores de la industria estadounidense:

El aumento en los costes de producción afecta la capacidad de las empresas para invertir en innovación.

Incluso, empresas como Tesla o Apple se verían afectadas.

Un futuro incierto para el comercio global

Trump podría imponer nuevos aranceles rápidamente declarando emergencias económicas.

Sin embargo, estas medidas probablemente enfrentarán desafíos legales y económicos.

El impacto dependerá en gran medida de cómo reaccionen los socios comerciales, como China y la Unión Europea.

El economista Dani Rodrik señala que si los aranceles se mantienen bajos, el impacto sería limitado, pero advierte:

Un incremento significativo podría desatar una guerra comercial al estilo de los años 30, con consecuencias desastrosas para la economía global.

Estrategia arancelaria: La apuesta de Donald Trump

Los aranceles de Trump buscan cambiar la dinámica económica global a favor de Estados Unidos, fomentando una producción doméstica más fuerte.

Sin embargo, el coste de esta estrategia recae en consumidores, exportadores y sectores tecnológicos, que enfrentan mayores precios y limitaciones para innovar.

Como agrega recientemente Ana Swanson, en el New York Times:

Los aranceles pueden ser una herramienta poderosa, pero su uso agresivo corre el riesgo de dañar más de lo que ayuda.

Incentivar la producción e innovación local en ciertos sectores tecnológicos, como parte de una estrategia de sustitución de importaciones estimulando la inversión factorías en Estados Unidos podría llegar a darse, pero estos procesos dependen de muchas variables que hace que tomen tiempo y además son intensivos en recursos económicos.

Esto hace que, aunque los aranceles podrían estimular cierta innovación local, es general tienen un impacto negativo en la capacidad de innovación tecnológica de Estados Unidos, al aumentar sus costes.

En este contexto, el éxito de la política arancelaria dependerá de su implementación equilibrada y de la capacidad de los Estados Unidos para manejar las consecuencias en un entorno de comercio global altamente interconectado.


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