- Moderna cae un 16,8 por ciento en Bolsa tras reducir sus previsiones de ingresos para 2025 a entre 1.380 y 2.300 millones de euros
- Stéphane Bancel anuncia un plan para reducir costes en 920 millones de euros en 2025 y 460 millones adicionales en 2026
- Moderna diversifica su portafolio con vacunas combinadas y terapias avanzadas mientras enfrenta fuerte competencia y desafíos regulatorios
La biotecnológica Moderna (Nasdaq: MRNA) que alguna vez fue la estrella indiscutible del sector farmacéutico durante la pandemia, vive ahora uno de sus momentos más críticos.
La empresa anunció una drástica revisión a la baja de sus previsiones de ingresos para 2025, lo que ha provocado un desplome de sus acciones del 16,8% en Wall Street, llegando a caer más de un 20% durante las primeras horas de la jornada.
La noticia ha sacudido a los mercados y generado dudas sobre la sostenibilidad de su modelo de negocio en el contexto actual.
Moderna: Previsiones a la baja e impacto en el mercado
Moderna informó que sus ingresos para 2025 se situarán entre 1.380 y 2.300 millones de euros, muy por debajo de las estimaciones anteriores, que oscilaban entre 2.300 y 3.200 millones de euros.
Este ajuste se suma a una serie de recortes en sus proyecciones que comenzaron a finales de 2023, cuando las previsiones iniciales de ingresos superaban los 4.600 millones de euros.
Este nuevo escenario refleja el débil desempeño de dos de sus productos clave. Por un lado, la adopción de su vacuna contra el virus respiratorio sincitial (VSR) ha sido más lenta de lo esperado, mientras que la demanda de la vacuna contra la COVID-19 ha caído significativamente debido al descenso de la percepción de riesgo en la población.
Este último factor ha sido especialmente devastador para Moderna, cuya expansión y posicionamiento durante la pandemia dependió casi exclusivamente de su éxito en este segmento.
Los inversores, preocupados por la capacidad de la empresa para mantener sus niveles de ingresos, reaccionaron de manera contundente.
En el último año, las acciones de Moderna han perdido el 58% de su valor, lo que refleja una pérdida generalizada de confianza en su capacidad de adaptación a un mercado post-pandemia.
Bancel: Plan de contención frente al mercado hostil
Stéphane Bancel, director ejecutivo de Moderna, ha anunciado un agresivo plan de reducción de costes para enfrentar esta nueva etapa.
La empresa espera recortar 920 millones de euros en gastos durante 2025, con una reducción adicional de 460 millones de euros prevista para 2026.
Además, la compañía proyecta terminar el próximo año con aproximadamente 5.520 millones de euros en efectivo e inversiones, un colchón financiero que, aunque considerable, representa una disminución respecto a los 8.700 millones de euros registrados en 2024.
Moderna también está intentando diversificar su portafolio de productos para reducir su dependencia de las vacunas contra la COVID-19.
Entre sus proyectos más destacados se encuentra una vacuna combinada contra la gripe y la COVID-19, así como tratamientos personalizados basados en ARN mensajero para combatir diferentes tipos de cáncer.
Sin embargo, estos desarrollos enfrentan una dura competencia por parte de gigantes del sector como Pfizer y BioNTech, que también han intensificado sus esfuerzos en innovación.
El mercado post-pandemia y los desafíos regulatorios
El mercado farmacéutico global se encuentra en plena transformación tras la pandemia, en un contexto, en el que Moderna enfrenta desafíos significativos.
Las expectativas de los inversores han cambiado drásticamente, exigiendo ahora un balance entre la innovación y la rentabilidad.
La caída en la demanda de vacunas contra la COVID-19 no solo afecta a sus ingresos, sino que también ha generado excedentes de inventario que podrían convertirse en pérdidas adicionales si no son gestionados de manera eficiente.
A esto se suma la creciente competencia en el mercado de biotecnología ya que empresas como Pfizer y Sanofi han aprovechado la desaceleración en la demanda de vacunas para expandirse en áreas de alta rentabilidad, como los tratamientos oncológicos y las terapias avanzadas.
Además, los avances en inteligencia artificial y big data están permitiendo que estas compañías aceleren sus procesos de investigación y desarrollo, acortando significativamente los tiempos de lanzamiento de nuevos productos.
Por otro lado, Moderna también enfrenta desafíos regulatorios pues la necesidad de cumplir con normativas más estrictas en mercados clave, como Estados Unidos y Europa, ha incrementado los costos operativos y extendido los plazos para la aprobación de nuevos tratamientos.
El futuro de Moderna y el camino hacia la reinvención
La caída en Bolsa y la revisión de previsiones marcan un punto de inflexión para Moderna, que ahora se enfrenta a la difícil tarea de reinventarse.
La compañía deberá demostrar no solo su capacidad para innovar, sino también su habilidad para gestionar eficientemente los recursos y mantener la confianza de los inversores.
El futuro de la biotecnológica dependerá en gran medida del éxito de sus nuevos proyectos y de su capacidad para diversificar su oferta en un mercado cada vez más competitivo.
Aunque cuenta con una sólida posición financiera, el panorama actual exige medidas rápidas y efectivas para evitar una mayor erosión de su valor.
En los próximos meses, todos los ojos estarán puestos en Moderna, una empresa que, aunque transformó la industria farmacéutica durante la pandemia, ahora se enfrenta al desafío de definir su papel en un mercado que no perdona errores.
¿Será este el inicio de una nueva etapa de crecimiento para Moderna, o su declive continuará en un mercado post-pandemia dominado por gigantes aún más poderosos?
La respuesta a esta pregunta definirá el rumbo de una de las compañías más emblemáticas de la última década.
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