- Se desconocen las causas que han llevado al matrimonio Godia y Torreblanca a la separación definitiva. Pero sus hijas han decidido quedarse con la madre, en su propiedad de Barcelona.
- Hasta el año pasado, la relación se caracterizaba por una estabilidad aparente. Y los amigos y familiares del matrimonio están realmente sorprendidos por la decisión.
Se trata de un secreto a voces en los más altos círculos. Aunque aún no se ha hecho oficial, fuentes cercanas a la pareja confirman que el matrimonio entre Liliana Godia y Manuel Torreblanca ha llegado a su fin.
Amigos y familiares de la pareja se han mostrado sorprendidos por esta decisión, que hasta el momento se ha mantenido en estricta confidencialidad. Pero que no ha dejado de generar gran conmoción, pues quienes conocen la noticia, llevan semanas especulando sobre los motivos de la ruptura.
Silencio desde 2017: El matrimonio desapareció de la escena pública
En principio, la desaparición del matrimonio pasó desapercibida. Los medios, ocupados con otros temas más sensacionalistas, no le prestaron mayor atención. Aunque en su defensa, el alejamiento de la pareja en la esfera pública, se interpretó de manera distinta.
Jamás se consideró la posibilidad de una separación, para un matrimonio cuya unión estaba tan ligada a intereses económicos.
De hecho, hasta el año pasado, las fuentes más cercanas confirman que la familia seguía proyectando la misma unión. Hasta el punto de trasladar su residencia de Barcelona a Madrid, junto a sus 4 hijas, por asuntos fiscales.
Entonces, tomaron la decisión de adquirir un Atico en barrio Salamanca, valorado en al menos 7 millones de euros. Un dato que sólo conocen los más allegados a la familia.
Asimismo, nuestra fuente nos ha revelado que, contrariamente a lo que muchos podrían pensar, su relación no experimentaba breves treguas ni siquiera en temporadas vacacionales. El matrimonio Godia-Torreblanca, junto a sus 4 hijas, veraneaban hasta el 2023 en un yate en Mallorca.
Pero, cuando se aburrían visitaban su recién adquirida residencia en el exclusivo club de golf de Cerdanya.
Sin embargo, su última aparición pública se remonta al año 2017, específicamente en el cumpleaños de Manuel Torreblanca, en un restaurante de Baqueira.
La celebración reunió a un grupo de amigos, entre los que destacaba la presencia del entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá. Quien fue criticado por compartir una velada tan amena con una pareja que había sido condenada por fraude fiscal en 2015.
Además de Catalá y los Godia, la celebración contó con la presencia de otras figuras destacadas. Como Enrique Lacalle, personalidad de la alta sociedad, Francisco Reynés, al frente de Abertis, José Creuheras, presidente de Planeta, y el empresario Javier Faus.
La estrategia perfecta para ocultar una separación
Dada la ausencia de datos públicos sobre sus recientes traslados o actividades vacacionales, se plantea una serie de interrogantes hacia la cobertura mediática. ¿Cómo pasó desapercibido para los medios que el matrimonio estaba a punto de terminar?
Pues esto se puede explicar al considerar el escándalo fiscal de 2015 que experimentó la pareja, y la consiguiente atención mediática. Por lo que el matrimonio decidió mantener un perfil bajo, limitando sus apariciones públicas a un solo evento en 2017.
Al hacerlo, lograron despistar a los medios y ocultar las tensiones que finalmente llevaron a su separación.
La pareja millonaria de Barcelona que engañó al fisco
Para quienes no lo recuerdan, el año 2015 fue testigo de uno de los escándalos económicos más importantes en España de la última década.
Manuel Torreblanca, cónyuge de la reconocida empresaria catalana Liliana Godia, se las ingenió para evadir millonarias cantidades al fisco. Según las investigaciones, Torreblanca, a pesar de ser administrador de diversas empresas familiares y percibir millonarias remuneraciones, no presentó declaraciones de la renta desde 2008 a 2011.
Esta situación, que podría parecer insólita para un individuo con su nivel de ingresos, se explica a través de un sofisticado esquema de ocultación de activos y gastos ficticios.
Para lograr su objetivo, Torreblanca recurrió a la creación de sociedades instrumentales, como Pablis 21 y Barcel Euro.
A través de las cuales canalizaba sus ingresos y contabilizaba gastos personales de forma fraudulenta. Por un valor aproximado de 2,5 millones de euros, los cuales eran deducidos de la base imponible de las empresas, reduciendo así de manera artificial su carga tributaria.
Adquisición de lujosa vivienda en Baqueira Beret
Una de las maniobras más llamativas consistió en la adquisición de una lujosa vivienda en Baqueira Beret, una de las estaciones de esquí más exclusivas de los Pirineos.
Esta propiedad, destinada al uso personal de Torreblanca y su familia, fue registrada como un activo de la empresa Pablis 21. Lo que permitió deducir el importe de la compra como un gasto empresarial, reduciendo así su factura fiscal.
Para respaldar esta estrategia, solicitó a la Hacienda Pública una devolución de IVA por un valor de 239.000 euros. Sin embargo, una exhaustiva revisión por parte de las autoridades fiscales reveló que el IVA deducible real era significativamente inferior, ascendiendo únicamente a 90.000 euros. Este hecho impidió que Torreblanca se beneficiara de una devolución indebida.
También es pertinente mencionar que, otra de las empresas utilizadas para ocultar sus ingresos fue BCN Godia.
A través de esta sociedad, Torreblanca canalizó una gran cantidad de gastos personales. Incluyendo aquellos relacionados con la manutención de la vivienda familiar y los gastos asociados a la Fundación Privada Francisco Godia.
De hecho, en el ejercicio de 2008, BCN Godia emitió facturas por un valor superior a 403.000 euros correspondientes a gastos personales de la familia Torreblanca-Godia. Además de otros 59.000 euros asociados a gastos de la fundación.
Estos importes, al ser contabilizados como gastos empresariales, permitían a Torreblanca reducir artificialmente los beneficios de la empresa y, en consecuencia, su obligación tributaria.
Liliana Godia y su patrimonio oculto
Liliana Godia, esposa del acusado, también se ha visto envuelta en sus propios escándalos financieros.
A pesar de ser heredera de un cuantioso patrimonio familiar, la gestión de sus bienes estuvo siempre en manos de su primo, Francisco Javier Amat. Quien, aprovechándose de la confianza depositada en él, habría manipulado durante años los registros contables del patrimonio de Godia, ocultando una parte significativa de su riqueza a las autoridades fiscales.
El patrimonio de Godia, compuesto por una empresa, cuentas bancarias en Suiza y una valiosa colección de arte, fue valorado de forma artificialmente baja durante varios años.
De esta forma, mientras su patrimonio ascendía a 103 millones de euros en 2007 y a 175 millones en 2011, en los documentos oficiales se declaró un valor significativamente inferior. 1,1 millones y 4,7 millones, respectivamente. Esta discrepancia abismal se tradujo en un pago irrisorio de impuestos de Patrimonio, apenas 6.200 euros en 2007 y nada en absoluto en 2011.
Las cuentas en Suiza, por ejemplo, con saldos que superaban los 11 millones de euros en 2007, fueron prácticamente omitidas de las declaraciones fiscales. De igual manera, el valor de las obras de arte y de la empresa familiar fue infravalorado de forma sistemática.
Ante la gravedad de las irregularidades detectadas, el Ministerio Fiscal interpuso una denuncia formal el 26 de julio de 2013. Como respuesta a esta acción legal, los acusados depositaron 5,2 millones de euros como garantía para afrontar las posibles sanciones. Además, se vieron obligados a abonar 2,9 millones de euros adicionales en concepto de intereses y recargos por los impuestos evadidos.
Además de las sanciones económicas, Manuel Torreblanca fue condenado a 21 meses de prisión y Javier Amat a 12 meses. Por otra parte, Torreblanca deberá indemnizar al Estado con 2.257.000 euros y ambos deberán pagar multas que suman un total de 2.464.000 euros.
Sin embargo, Torreblanca llegó a un acuerdo posterior de una multa de 3 millones para evitar cárcel.
¿Dónde vive ahora el matrimonio Godia y Torreblanca?
Luego de haberse conocido en un evento social al que Liliana Godín había sido invitada, y Manuel Torreblanca se desempeñaba como camarero, parece que la separación es inminente.
En efecto, según nuestras fuentes, la pareja ha roto definitivamente su relación. Torreblanca, por su parte, reside en Madrid desde que han formalizado la decisión. Mientras que Godia permanece en Barcelona, en la calle Juan Sebastián Bach del exclusivo barrio de Sarria Sant Gervasi.
Dada la situación, las cuatro niñas han optado por permanecer con su madre. Pero, decididas a mantener un vínculo con Torreblanca, son llevadas a Madrid en un lujoso Bentley, escoltadas por un chofer personal. Debido a las limitaciones impuestas en sus viajes, pues no tienen permitido hacer uso de avión o tren
Lo que causa un poco de confusión, pues la familia cuenta con un jet privado que alquilan a otras personalidades, cuando no lo necesitan.
¿Qué pasará con el patrimonio matrimonial Godia y Torreblanca?
Es de conocimiento público que el patrimonio de Manuel Torreblanca está sustancialmente ligado a su unión con Liliana Godia y a las redes que esta le permitió formalizar. Especialmente si consideramos que antes de conocer a Liliana, Torreblanca trabajaba como camarero.
Sin embargo, luego de formar parte de una de las familias más pudientes y destacadas de España, es natural que desee conservar el mismo estatus.
De esta forma, hemos confirmado la existencia de un pacto previo entre las partes para llevar a cabo la separación de manera discreta.
Lo más sorprendente es que, según los términos, de toda la fortuna acumulada, Torreblanca solo conservará 20 millones de euros.
Hasta el momento, la separación parece desarrollarse de manera amigable, sin mayores conflictos. Y aún no se ha determinado la distribución de los bienes, pero parece que Godia se llevará todo.
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