- El estado de Nueva York recaudará 75 mil millones de euros en 25 años para combatir la crisis climática
- La restauración de humedales costeros y mejoras en infraestructura se financiarán con las contribuciones de las petroleras
- El principio de «el que contamina, paga» sienta un precedente global para la responsabilidad ambiental corporativa
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha dado un paso trascendental en la lucha contra la crisis climática al firmar la creación del Superfondo Climático, una legislación sin precedentes que exigirá a las principales compañías petroleras financiar los esfuerzos del estado para mitigar los impactos del cambio climático.
Esta ley representa un cambio radical al trasladar el peso económico de la adaptación climática desde los ciudadanos hacia las corporaciones responsables de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero.
Un fondo para salvar a Nueva York del cambio climático
La ley del Superfondo Climático establece que las grandes empresas de combustibles fósiles deberán aportar hasta 75 mil millones de euros durante los próximos 25 años.
Este dinero se utilizará para financiar proyectos críticos de resiliencia climática, como la restauración de humedales costeros, la mejora del drenaje de aguas pluviales y la instalación de sistemas energéticamente eficientes en edificios.
Los cálculos gubernamentales estiman que los costos derivados de los fenómenos climáticos extremos alcanzarán más de 500 mil millones de euros para 2050, un gasto equivalente a 65,000 euros por hogar en Nueva York.
La ley utiliza la ciencia de atribución climática para calcular las responsabilidades específicas de cada empresa en función de sus emisiones históricas.
Saudi Aramco, la petrolera más grande del mundo, por ejemplo, deberá pagar aproximadamente 640 millones de euros anuales debido a las 31,269 millones de toneladas de gases de efecto invernadero que emitió entre 2000 y 2020.
Superfondo Climático: Respuesta a décadas de inacción
La gobernadora Hochul describió esta legislación como una herramienta indispensable para responsabilizar a los contaminadores históricos.
Según su declaración, cada fenómeno meteorológico extremo intensificado por el cambio climático ha tenido un costo significativo en términos de salud, seguridad y economía para los ciudadanos de Nueva York. Ahora, con esta ley, los daños provocados por décadas de emisiones descontroladas comenzarán a ser absorbidos por quienes más se beneficiaron de ellas.
La senadora estatal Liz Krueger celebró la aprobación como un acto que podría resonar a nivel global, enviando un mensaje claro a las empresas de combustibles fósiles sobre su responsabilidad en la crisis climática.
Asimismo, Krueger destacó que esta legislación no solo busca proteger a las comunidades actuales, sino también sentar las bases para una transición energética más justa y sostenible.
Estado de Nueva York Vs, Petroleras
El American Petroleum Institute, que representa a más de 600 miembros de la industria, calificó la legislación como una medida punitiva y una amenaza para la seguridad energética.
Sin embargo, estas críticas no han detenido a Nueva York en su objetivo de marcar un precedente global.
Si bien se espera que la industria inicie litigios para intentar bloquear la ley, la medida podría inspirar a otros estados como California, Maryland y Massachusetts, que están considerando adoptar leyes similares.
Estas iniciativas buscan aplicar el principio de «el que contamina, paga», disuadiendo futuras inversiones en combustibles fósiles y acelerando la transición hacia fuentes de energía renovables.
Superfondo Climático: ¿Un modelo para el futuro?
Al exigir a las empresas asumir el costo de sus acciones, se impulsa una transición energética que podría redefinir las reglas del juego global.
La ley también refuerza la prohibición estatal del fracking, cerrando vacíos legales que algunas compañías explotaban para continuar con este tipo de prácticas ambientalmente.
El Superfondo Climático podría ser el primer gran paso hacia el fin de la era de los combustibles fósiles, marcando un punto de inflexión en la lucha contra la crisis climática.
Mientras tanto, el mundo espera con atención cómo responderán las grandes petroleras y los sistemas judiciales, ya que las decisiones que se tomen en Nueva York podrían determinar el ritmo de una transición energética global largamente esperada.
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