- Arancel del 25% para México y Canadá, muchos productos que dependen de insumos transfronterizos verán sus costes dispararse
- La propuesta arancelaria de Trump pone en riesgo las cadenas de suministro en América del Norte
- Tensiones comerciales y posibles represalias complican el panorama económico entre México, Canadá y Estados Unidos
El presidente electo Donald Trump ha anunciado su intención de imponer un arancel del 25% a todos los productos importados desde Canadá y México en su primer día en el cargo.
Trump a través de su red social, Truth Social, anunció que impondrá un 25% de aranceles a las importaciones de todos los productos procedentes de Canadá y México, e incrementará los de China en un 10% hasta que esos tres países apliquen una política más agresiva contra el tráfico de drogas y la inmigración que llega a Estados Unidos.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, habló al conocer el anuncio, con Trump sobre comercio y seguridad fronteriza.
Al mismo tiempo, Claudia Sheinbaum dio a conocer en su conferencia rutinaria, una carta que enviará a Donald Trump, en la que reiteró la importancia de la cooperación y el entendimiento recíproco para enfrentar desafíos sobre migración y tráfico de drogas.
¿Qué implica un arancel del 25%?
Un arancel de esta magnitud afectaría directamente las cadenas de suministro entre Estados Unidos, Canadá y México, que están entrelazadas desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, y su sucesor, el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA).
Productos como automóviles, autopartes, alimentos y bienes de consumo cruzan las fronteras diariamente bajo un régimen arancelario preferencial.
Con un 25% de tarifa adicional, muchos productos que dependen de insumos transfronterizos verán sus costes dispararse, lo que afectará tanto a los fabricantes como a los consumidores estadounidenses.
Según datos de la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos, en 2023 México y Canadá representaron juntos más de 1.3 billones de dólares en comercio con Estados Unidos, lo que subraya la magnitud del impacto potencial de esta política.
Reacciones de Canadá y México
La diplomacia comercial de ambos gobiernos ha respondido con preocupación.
Canadá, que exporta bienes como madera, aluminio y productos agrícolas al mercado estadounidense, teme una disminución significativa en sus ingresos de exportación.
Por su parte, México, uno de los principales exportadores de vehículos y alimentos a Estados Unidos, enfrenta el riesgo de una contracción económica si estas tarifas afectan sectores clave.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ha calificado la medida como un golpe que podría desestabilizar la región, mientras que Chrystia Freeland, ministra de Finanzas de Canadá, enfatizó la importancia de preservar la cooperación comercial para garantizar la estabilidad económica.
Consecuencias económicas para Estados Unidos
Aunque la intención de Trump es estimular la producción nacional, muchos economistas advierten que los aranceles podrían tener efectos contraproducentes.
En primer lugar, los consumidores estadounidenses probablemente enfrenten precios más altos en bienes esenciales como automóviles y productos electrónicos, que dependen de componentes fabricados en México y Canadá y que verían un incremento significativo en sus costes finales.
En segundo lugar, las empresas estadounidenses que dependen de cadenas de suministro internacionales podrían experimentar una reducción en su competitividad global.
Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, hasta un 40% de los insumos en productos manufacturados en México provienen de Estados Unidos, lo que significa que las restricciones comerciales también impactarán a los exportadores estadounidenses.
USMCA y relación trilateral
La implementación de esta política también pone en peligro la viabilidad del USMCA, un acuerdo que fue renegociado bajo la administración Trump y entró en vigor en 2020.
Este tratado fue diseñado para modernizar el comercio en la región, incluyendo disposiciones sobre comercio digital y propiedad intelectual, además de reforzar las protecciones laborales.
Al imponer aranceles unilaterales, Trump podría violar los principios fundamentales del acuerdo, lo que llevaría a disputas legales y tensiones diplomáticas.
México y Canadá podrían recurrir al mecanismo de resolución de conflictos del USMCA para desafiar estas medidas, pero esto podría agravar aún más las relaciones entre los tres países.
¿Estrategia a largo plazo o golpe de opinión?
La decisión de Trump refleja su visión de un comercio más proteccionista, no obstante, podría también tratarse a una estrategia política para consolidar su base de apoyo, sin embargo, los riesgos a largo plazo son considerables.
Los aranceles suelen ser bien recibidos por sectores industriales que han sufrido pérdidas debido a la competencia extranjera, como el siderúrgico y el automotriz.
Según un análisis del Peterson Institute for International Economics, aranceles como estos podrían desencadenar una «guerra comercial» que reduciría el crecimiento económico en América del Norte y afectaría negativamente el empleo en sectores dependientes del comercio internacional.
Perspectivas y alternativas
El impacto de esta política dependerá en gran medida de cómo reaccionen México y Canadá, así como de las negociaciones que puedan surgir en los primeros días del nuevo mandato de Trump.
Ambas naciones podrían responder con represalias arancelarias, lo que exacerbaría la incertidumbre económica en la región.
Una alternativa sería renegociar ciertos aspectos del USMCA para abordar las preocupaciones de la administración Trump sin recurrir a medidas tan disruptivas.
Esto permitiría preservar los beneficios del comercio trilateral al tiempo que se atienden las demandas políticas internas en Estados Unidos.
¿Qué está en juego para Norteamérica?
La decisión de imponer un arancel del 25% no solo redefine las relaciones comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá, sino que también pone a prueba la resistencia de la región frente a un entorno económico global cada vez más volátil.
Este movimiento de Trump, plantea más preguntas que respuestas. ¿Será un catalizador para el crecimiento económico interno, o marcará el inicio de una etapa de tensiones comerciales y desintegración regional?
Un escenario optimista implicaría ajustes en la propuesta inicial para evitar rupturas comerciales graves, preservando los beneficios del USMCA mientras se negocian mejoras en las condiciones para la manufactura estadounidense.
Un escenario más pesimista podría conducir a una disminución en la competitividad de los productos estadounidenses y una mayor fragmentación en las relaciones entre los tres países, con Canadá y México tal vez empezando a buscar atender con mayor fuerza al enorme mercado asiático o al cercano mercado Iberoamericano.
En poco tiempo se sabrá si esta apuesta arancelaria de Trump cumple sus ideales o termina por socavar el liderazgo económico de Estados Unidos en Norteamérica.
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