- Kamala Harris y Donald Trump podrían quedar empatados pues las combinaciones podrían dar 269 votos para cada uno de los 538 votos del Colegio Electoral
- También existe la posibilidad de que el presidente y el vicepresidente terminen siendo de partidos diferentes
- Con la demócrata y el republicano manteniéndose dentro del margen de error en las encuestas, nadie parece atreverse a proclamar un vencedor
La posibilidad de un empate entre Donald Trump y Kamala Harris en las elecciones de 2024 plantea interrogantes sobre el proceso electoral de Estados Unidos y sobre la manera de resolver este dilema.
El Colegio Electoral estadounidense, con 538 votos repartidos entre todos los estados, requiere que un candidato alcance al menos 270 votos para poder ganar la carrera a la presidencia.
Por simple matemática, al ser 538 un número par, la posibilidad de que exista un empate siempre es viable.
Este año, la distribución particular de siete estados clave abre la posibilidad a que se den dos combinaciones que podrían llevar al país a un escenario de esta magnitud.
Un escenario de enorme expectativa, sobre todo con un Trump alegando que las elecciones pasadas le fueron robadas.
La historia podría repetirse
Estados Unidos vivió por primera y único vez un empate en la elección presidencial y esto fue en el año 1800, con Thomas Jefferson y Aaron Burr recibiendo el mismo número de votos electorales.
Al no determinarse un ganador, la Cámara de Representantes, en 36 votaciones, finalmente, determinó dar a Jefferson la Casa Blanca como su nueva residencia.
Por cierto es ese mismo año se culminó su construcción.
Combinaciones
Según la metodología de 538 votos asignados al Colegio Electoral estadounidense, podrían darse dos combinaciones en donde un empate de 269 a 269 ocurra.
Una primera posibilidad se configuraría si el candidato republicano gana en Michigan, Pennsylvania y Carolina del Norte mientras que La candidata demócrata gane en Nevada, Arizona, Georgia y Wisconsin.
La segunda posibilidad es que Donald Trump logre ganar en Nevada, Wisconsin, Michigan y Pensilvania, mientras que Kamala Harris se imponga en estados sureños de Arizona, Georgia y Carolina del Norte.
¿Quién definiría al nuevo presidente en caso de un empate?
La Constitución de Estados Unidos, en su Enmienda número 12, determina que si se produce un empate en el Colegio Electoral, la responsabilidad de decidir quién se convertirá en el nuevo presidente de la nación es de la Cámara de Representantes.
Pero no todo es tan sencillo, un empate de 269 a 269, activaría una «Elección de contingencia».
Este procedimiento está previsto por la Constitución para situaciones en las que ningún candidato logre los 270 votos requeridos para ganar.
La Cámara de Representantes procede entonces a elegir al presidente entre los candidatos más votados, mientras que el Senado decide quién ocupará la vicepresidencia.
«Elección de contingencia»
En la Cámara de Representantes, el mecanismo señala que cada estado tendría derecho a un voto, lo que significa que con 50 estados, el candidato que lograra 26 votos o más se convertiría en el nuevo presidente.
De esta manera, California, con 52 representantes (la mayoría demócratas), tendría el mismo peso que Wyoming, un estados menos poblados, que cuenta con sólo tres escaños (republicanos), según explicó a la agencia de noticias EFE Morris Fiorina, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford.
La composición actual del Congreso, según analistas políticos, podría mantenerse en las actuales elecciones con 26 estados que cuentan con mayoría republicana, frente a 22 estados de mayoría demócrata, mientras que los dos que restan, Minnesota y Carolina del Norte, están empatados.
Esto pone las cosas a favor del ex presidente y ahora candidato Donald Trump en caso de un empate.
La elección del vicepresidente, entre Walz y J.D. Vance, la decidiría el Senado, por lo que votarían los 100 senadores, de manera que ganaría el aspirante que logre 51 votos.
Con este procedimiento de llevar a cabo dos votaciones por separado, se podría dar otra posibilidad y es que el presidente y el vicepresidente fueran de partidos diferentes.
El Senado está actualmente controlado por los demócratas, aunque se renovará un tercio de su composición, lo que deja en incógnita que candidato se favorecería.
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