El empresario francés Bernard Arnault, presidente de LVMH, ha cargado contra la propuesta de un nuevo impuesto del 2% a patrimonios superiores a 100 millones de euros, una medida conocida como “tasa Zucman”. En declaraciones al Sunday Times, el magnate calificó la idea como una “ofensiva mortal para la economía francesa”.
Arnault, que cuenta con una fortuna estimada en más de 133.500 millones de euros, según Forbes, fue en su día el hombre más rico del mundo. Ahora vuelve al centro del debate en un momento de fuerte tensión económica en Francia.
Una economía bajo presión
El país cerrará 2024 con un déficit del 5,8% del PIB y una deuda que alcanzará el 113%, el nivel más alto de la eurozona, según Franceinfo. El recién nombrado primer ministro Sébastien Lecornu deberá aplicar medidas de ajuste para reducir el desequilibrio presupuestario.
En este contexto, la tasa Zucman podría recaudar hasta 20.000 millones de euros anuales. Sin embargo, críticos temen que incentive la fuga de capitales, recordando que en 2012 Arnault llegó a plantear trasladar su residencia fiscal a Bélgica por un conflicto similar.
Reacciones políticas y académicas
Las palabras del líder de LVMH han generado reacciones inmediatas:
- El economista Gabriel Zucman, creador de la propuesta, respondió en X que “los multimillonarios pagan poco o ningún impuesto sobre la renta, y el 86% de los franceses quiere acabar con este privilegio”.
- Thomas Piketty consideró un “disparate” las críticas de Arnault y recordó que las 500 mayores fortunas del país se han multiplicado por cinco desde 2010.
- El secretario del Partido Comunista, Fabien Roussel, acusó a Arnault de “minimizar al máximo sus impuestos en Francia”, defendiendo que el gravamen es un paso hacia la justicia fiscal.
- Desde la derecha, Marine Le Pen mostró cautela: calificó la tasa de “ineficaz y peligrosa”, pero evitó oponerse de manera frontal para no perder apoyo entre votantes.
Un debate con impacto europeo
El caso francés se ha convertido en un símbolo dentro del debate fiscal europeo. La discusión sobre cómo financiar el gasto público y reducir la desigualdad está también presente en países vecinos, donde se observa con atención la evolución de esta propuesta.
Para sectores empresariales y de inversión, el impuesto genera dudas sobre la competitividad económica. En cambio, desde ámbitos de economía y política social, se considera una medida clave para equilibrar las cuentas del Estado. El debate podría incluso tener ramificaciones en el ecosistema de start-ups y en la tecnología, donde la atracción de talento e inversión internacional es fundamental.
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