- La amenaza de aranceles de Trump revive tensiones comerciales entre Washington y Bruselas
- Europa unida frente a la presión estadounidense para comprar más energía
- El reemplazo del gas ruso por GNL estadounidense podría encarecer la transición energética de la UE
La tensión entre Estados Unidos y la Unión Europea vuelve a escalar tras las recientes declaraciones del presidente electo Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles si los países europeos no aumentan significativamente la compra de petróleo y gas natural licuado (GNL) provenientes de Estados Unidos.
En su publicación en la plataforma Truth Social, Trump subrayó la necesidad de reducir el déficit comercial con la Unión Europea a través de estas adquisiciones, una postura que ya empieza a generar fricciones en el bloque europeo.
Trump amenaza a Europa y agita el panorama
Estados Unidos, como el mayor productor mundial de petróleo y exportador de GNL, ve en Europa un mercado estratégico para su creciente industria energética.
Según cifras de la Agencia Internacional de Energía, en 2024, las exportaciones de GNL de Estados Unidos representaron más del 45% del suministro de gas natural licuado de la Unión Europea.
No obstante, el bloque europeo sigue recibiendo un 15% de sus importaciones de gas de Rusia, lo que ha llevado a Washington a insistir en la necesidad de reemplazar completamente esta dependencia energética.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya había señalado que la transición hacia el GNL estadounidense podría ser una solución para reducir los costos energéticos en el continente, especialmente ante la actual crisis energética.
Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada en algunos países y las políticas divergentes dentro de la Unión Europea dificultan la implementación de esta estrategia.
La amenaza de nuevos aranceles revive tensiones de la administración previa de Trump, cuando las políticas proteccionistas de «Estados Unidos primero» generaron fricciones en múltiples áreas, incluyendo disputas sobre el acero, aluminio y financiación de la OTAN.
Según la agencia china Xinhua, los líderes europeos se están preparando para una «ofensiva comercial» desde la llegada de Trump al poder en enero, reforzando herramientas como el instrumento anti coerción y las regulaciones sobre subsidios extranjeros.
En 2023, la Unión Europea exportó bienes a Estados Unidos por un valor de 502.000 millones de euros, según datos de Eurostat.
Estas cifras reflejan la profundidad de la relación comercial entre ambos bloques, pero también destacan el desequilibrio en áreas específicas, como la energía.
Si Estados Unidos impone aranceles a bienes europeos, las consecuencias podrían ser devastadoras para sectores clave como la automoción y la tecnología, especialmente en países como Alemania y Francia.
Europa: Desafíos internos y externos
Aunque la Unión Europea ya es el principal comprador de GNL estadounidense, incrementar sus compras podría generar complicaciones internas, especialmente para países que todavía dependen de fuentes energéticas más económicas o cuentan con acuerdos a largo plazo con otros proveedores, como Rusia o países del norte de África.
Además, los líderes europeos, como Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, han advertido que cualquier política proteccionista de Estados Unidos que amenace la estabilidad económica del bloque será respondida con una postura unificada.
La frase «Europa unida«, empleada por Baerbock tras una reunión del Grupo de los Siete, refleja la intención del bloque de contrarrestar las prácticas coercitivas de Washington con una estrategia cohesiva.
Un panorama incierto para los mercados globales
El impacto de esta escalada podría extenderse más allá de las fronteras de Europa y Estados Unidos. Países como Vietnam, que también se encuentran entre los compradores emergentes de GNL estadounidense, podrían enfrentar una competencia más dura por el acceso al suministro.
Además, las posibles sanciones a importaciones energéticas rusas, que se debatirán en la Unión Europea el próximo mes, podrían desestabilizar aún más los mercados energéticos globales.
Según la agencia Xinhua, la capacidad de Europa para diversificar su matriz energética y garantizar el suministro dependerá en gran medida de la cooperación con Estados Unidos, pero también de su habilidad para gestionar las presiones internas y los riesgos geopolíticos.
Estados Unidos y Europa, entre cooperación y confrontación
Aunque el discurso de Trump sugiere una postura intransigente, existen oportunidades para que ambos bloques negocien soluciones que beneficien a ambas partes.
La cooperación en el ámbito energético podría reforzar la independencia de Europa respecto a Rusia y, al mismo tiempo, ofrecer un mercado estable para el creciente sector energético estadounidense.
Sin embargo, esto requerirá que Washington abandone las amenazas arancelarias y que Europa acelere su transición hacia una infraestructura más compatible con el GNL.
En este contexto, las semanas previas a la toma de posesión de Trump serán clave para determinar si esta amenaza arancelaria es simplemente una táctica de presión o el inicio de una nueva era de conflictos comerciales.
Lo cierto es que, con una economía global cada vez más interconectada, ninguna de las dos partes puede permitirse ignorar las implicaciones de sus decisiones.
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