¿Por qué los países nórdicos reviven el uso de efectivo?

  • Debido a conflictos globales: el efectivo vuelve a ser crucial en la economía de los países nórdicos
  • Preocupaciones de seguridad digital y geopolítica
  • El temor a ciberataques lleva a los países nórdicos a reforzar el uso de efectivo para proteger su economía

Desde 2018, Suecia tenía proyectado convertirse en una de las primeras naciones “cashless” del mundo, con el uso de efectivo reducido a menos del 9% de las transacciones totales en 2024.

Noruega, por su parte, ha experimentado una reducción similar, impulsada por plataformas como Swish y Vipps MobilePay, que facilitan pagos rápidos y seguros a través de dispositivos móviles?.

¿Por qué Suecia y Noruega reconsideran el fin del efectivo?

Suecia y Noruega, considerados los países más avanzados en digitalización financiera, han revisado su política de eliminación del efectivo debido a amenazas de ciberataques rusos.

El panorama cambió radicalmente con la invasión de Rusia a Ucrania en 2022 y el aumento de ataques cibernéticos contra infraestructuras clave en toda Europa.

Suecia, que recientemente ingresó en la OTAN, ha reforzado su postura defensiva no solo en el ámbito militar, sino también en el financiero y digital, al identificar vulnerabilidades en un sistema dependiente casi por completo de pagos digitales.

Las autoridades suecas y noruegas ahora consideran que el efectivo es un recurso necesario para mantener la economía en funcionamiento en situaciones de crisis, como ciberataques masivos que dejen fuera de servicio las plataformas digitales?

Campaña de prevención: una semana de efectivo por hogar

El gobierno sueco ha lanzado una serie de campañas educativas para recordar a la población la importancia de contar con efectivo en caso de emergencia.

En una campaña reciente, el Ministerio de Defensa de Suecia recomendó a cada hogar mantener suficiente efectivo para cubrir una semana de gastos esenciales en denominaciones pequeñas y variadas.

La directriz, emitida bajo el lema «Si puedes pagar de varias maneras, fortaleces tu preparación», fue acompañada de folletos distribuidos en todo el país para reforzar la conciencia pública sobre los riesgos digitales?

Por su parte, Noruega, donde se estima que 600,000 personas (aproximadamente el 10% de la población) no tienen acceso a servicios bancarios digitales, ha tomado una postura aún más firme.

Desde octubre de 2024, las tiendas en Noruega están obligadas por ley a aceptar pagos en efectivo, y aquellas que se nieguen podrían enfrentar multas y sanciones.

La ministra de justicia noruega, Emilie Enger Mehl, destacó la importancia de esta medida, indicando que, en un escenario de ciberataques o apagones prolongados, el efectivo sería «la única alternativa accesible»?.

El impacto de los ataques híbridos

Los temores de Suecia y Noruega no son infundados: en los últimos años, Europa ha experimentado una ola de ataques híbridos, una combinación de ciberataques y campañas de desinformación, en gran parte atribuidos a grupos prorrusos.

Estos ataques han afectado infraestructuras críticas, como redes eléctricas, sistemas de comunicación y bancos.

El Banco Central Europeo también ha advertido sobre la vulnerabilidad de los sistemas digitales de pagos, subrayando que el auge de los pagos sin contacto, si bien conveniente, plantea riesgos significativos para la estabilidad de los sistemas financieros nacionales y regionales.

En 2023, un ataque cibernético dejó fuera de servicio la plataforma de pagos Swish en Suecia durante varias horas, lo que generó un impacto inmediato en pequeños negocios y clientes que dependían exclusivamente de métodos digitales para realizar transacciones.

Estos episodios han motivado una reflexión sobre la necesidad de mantener alternativas que, aunque tradicionales, brindan una capa adicional de seguridad frente a las amenazas cibernéticas y los riesgos de interrupción del servicio.

El dilema de una economía sin efectivo

La decisión de frenar la eliminación del efectivo también revela una paradoja: los países que han liderado la digitalización financiera, y que han avanzado hacia una sociedad sin efectivo, enfrentan ahora riesgos específicos precisamente por su alta dependencia de lo digital.

Las transacciones en efectivo en Suecia representaban apenas el 1% del PIB en 2022, y Noruega reportó cifras similares, impulsadas en gran parte por la confianza de la población en sistemas digitales rápidos y eficientes?

Sin embargo, tanto Suecia como Noruega se han dado cuenta de que depender exclusivamente de lo digital los expone a mayores riesgos, especialmente en un clima geopolítico tenso.

La Asociación de Bancos Nórdicos ha señalado que, aunque los pagos digitales son seguros, un sistema sin efectivo podría ser vulnerable en situaciones de crisis donde la electricidad o la conectividad se vean comprometidas, como en el caso de desastres naturales, apagones prolongados o ciberataques masivos.

Impacto en otras economías europeas

La decisión de estos países nórdicos también podría tener implicaciones para otras economías que están avanzando hacia la digitalización total de sus sistemas de pago.

Alemania, que tiene una cultura más conservadora en cuanto al uso del efectivo, ha seguido de cerca estos desarrollos en sus países vecinos, y el Banco Central Europeo ha recomendado a todos los países miembros que evalúen cuidadosamente la necesidad de mantener el efectivo en circulación como un respaldo en casos de emergencia.

¿Se puede eliminar el efectivo?

El caso de Suecia y Noruega destaca la necesidad de un enfoque equilibrado hacia la digitalización de los sistemas de pago.

Mientras que los pagos digitales ofrecen eficiencia y conveniencia, el efectivo se ha convertido en un recurso de seguridad indispensable en un mundo donde los riesgos de seguridad digital son cada vez más evidentes.

Las autoridades de ambos países han reconocido que el efectivo sigue siendo una herramienta crucial de resiliencia y que eliminarlo completamente podría dejar a sus economías y ciudadanos expuestos a crisis de proporciones inesperadas.

Con una realidad global cada vez más interconectada y vulnerable, Suecia y Noruega son ejemplo de que el futuro del dinero en efectivo no debe depender solo de la tecnología y la conveniencia, sino también de la seguridad y la capacidad de adaptación ante posibles amenazas externas.


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