Juegos Olímpicos: ¿Son un buen negocio o una carga económica para los países?

Juegos Olímpicos buen negocio o una carga económica para los países

¿Los Juegos Olímpicos son realmente un buen negocio para el país anfitrión, o terminan siendo una carga económica? Descubre qué sucede después de la ceremonia de clausura.

Los Juegos Olímpicos son el evento deportivo más prestigioso del mundo. Generan grandes expectativas y promesas de desarrollo para los países anfitriones. Sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿realmente es un buen negocio ser el país anfitrión?

El legado de Barcelona’92: un caso de éxito

Barcelona 1992 es un ejemplo citado de éxito. Según La Vanguardia , el impacto económico de los Juegos superó los 18.670 millones de euros (equivalente a 3,1 billones de pesetas en ese momento). Esta cifra incluye la inversión en infraestructura deportiva y en obras urbanísticas que transformaron la ciudad.

Entre las obras destacadas están la creación del barrio residencial de la Vila Olímpica y la recuperación de las playas. Estas infraestructuras se beneficiaron a la ciudad durante el evento y han sido un motor de desarrollo urbano y turístico. Según IESE Business School , la ejecución del plan estratégico de Barcelona’92 es un modelo a seguir para otros macroeventos deportivos.

Los Juegos Olímpicos de 1992 impulsaron significativamente el turismo en la ciudad. En 1990, Barcelona recibió 1,7 millones de turistas . Para 2007, la cifra superaba los 7 millones . En 2019, la ciudad casi alcanzó los 10 millones de visitantes anuales, según la UOC . Este crecimiento transformó la economía local y posicionó a Barcelona como uno de los principales destinos turísticos del mundo.

El desastre económico de Atenas 2004

En contraste, los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 muestran cómo este evento puede traer consecuencias económicas devastadoras. El costo final fue de casi 9.000 millones de euros , pero algunas estimaciones lo elevan a 27.000 millones . La cúpula del Estadio Olímpico de Atenas, diseñada por Santiago Calatrava, costó 130 millones de euros y requiere 9,5 millones de euros anuales para su mantenimiento.

Las obras se realizaron con tanta prisa que costaron mucho más de lo previsto. Las del Estadio Olímpico, por ejemplo, iban a costar 3,1 millones , pero alcanzaron los 399 millones de euros . El déficit presupuestario se duplicó en el año olímpico, pasando del 3,7% en 2002 al 7,5% en 2004. La deuda estatal aumentó en un año de 182.000 millones a 201.000 millones de euros . Hoy en día, muchas de las instalaciones deportivas construidas para los Juegos están en desuso y abandono, dejando a Grecia con una deuda que sigue pagando.

La problemática de los sobrecostes en los Juegos Olímpicos

Uno de los aspectos más preocupantes de los Juegos Olímpicos es el exceso de gastos en comparación con los presupuestos originales. Desde 1968, todos los Juegos han generado inversiones superiores a lo estimado. Según Flyvbjerg, Stewart y Budzier (2016), el incremento promedio de los Juegos es del 179% en términos reales. Para los Juegos de Verano, esta cifra asciende al 252% . Este es un nivel de aumento mucho mayor que el de cualquier otro megaevento.

El siguiente gráfico ilustra la magnitud de esta ingflación en diversas ediciones. Montreal 1976 se destaca con una dilatación del 796% , lo que dejó a la ciudad con una deuda que tardó 30 años en pagar.

Sobrecostes en olimpiadas

Barcelona 1992, aunque es un caso de éxito, también tuvo un considerable del 417% de ampliacion en su presupuesto. En Atenas 2004, los sobrecostes alcanzaron el 60% , lo que, combinado con una mala gestión financiera, contribuyó significativamente a la crisis económica que Grecia enfrentó posteriormente.

Estos aumentos no son accidentales, sino que están impulsados ??por varios factores. Las estimaciones iniciales suelen ser deliberadamente bajas para asegurar la aprobación política y pública del proyecto. Además, el largo proceso de candidatura y la presión para superar a otros competidores en términos de diseño y servicios contribuyen a que los gastos finales sean mucho mayores.

Las ciudades anfitrionas a menudo enfrentan retrasos en la construcción debido a problemas políticos o de planificación. Cuando ocurren estos retrasos, las obras deben acelerarse, lo que resulta en valores mucho más altos exigidos por las empresas constructoras. Este incremento en el presupuesto, combinado con el aumento generalizado de los precios en la economía local, alimenta aún más la problemática de los sobreprecios.

Reflexión sobre París 2024

Con los Juegos Olímpicos de París 2024, es crucial observar cómo los organizadores manejan los desafíos financieros. París tiene la ventaja de una infraestructura existente y experiencia en la organización de eventos internacionales.

Sin embargo, sigue enfrentando el desafío de mantener un control estricto de los presupuestos. Solo a través de una gestión financiera prudente se pudo evitar que París 2024 se convirtiera en otra edición con sobrecostes excesivos y riesgos financieros para la ciudad y el país.

Conclusión: ¿Un honor o un último?

Los Juegos Olímpicos representan una apuesta de alto riesgo para los países anfitriones. Mientras que Barcelona’92 es un ejemplo de cómo los Juegos pueden transformar positivamente una ciudad, Atenas 2004 muestra los peligros del endeudamiento y los sobreprecios. Ser el anfitrión puede traer prestigio, pero el verdadero costo puede ser mucho más alto de lo que se percibe una simple vista.


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