- El proteccionismo está en auge en Europa con Bruselas imponiendo cada vez mas medidas restrictivas a la competencia internacional
- La desglobalización económica se traduce en mas barreras comerciales a la movilidad de bienes y capitales
- Políticas anti inmigrantes y el cierre de fronteras reflejan la otra cara de la desglobalización, la restricción a la movilidad de las personas
La Unión Europea anunció este martes que impondrá nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos que se comercialicen en Europa.
Bruselas, responde así a la preocupación de que los subsidios estatales de China afecten a la industria automotriz europea.
Estas barreras comerciales en forma de aranceles y regulaciones restrictivas al comercio son la manifestación principal de la desglobalización económica .
La desglobalización restringe no solo la movilidad de bienes, servicios y capitales, sino también la de los seres humanos.
El cierre de fronteras y las políticas anti migratorias son la otra cara de este proceso y en Europa y Estados Unidos, adicionalmente están dando réditos políticos.
Europa hacia la desglobalización
El proteccionismo está en auge en Europa, aunque el informe Draghi invita a la competencia eficiente y productiva, Bruselas impone medidas restrictivas a la competencia internacional.
Europa en las ultimas décadas ha avanzado hacia una economía de servicios, mientras que China y Asia en general, sin olvidar en otras regiones a naciones como Méjico y Brasil, han fortalecido su industria bajo la integración cada vez más fuerte con mercados considerados emergentes.
Esto se ha logrado mediante la facilitación del acceso a los mercados.
En Europa y en Estados Unidos el clima político lleva a demonizar la inmigración asociándola con amenazas a la seguridad interna, al empleo y la estabilidad económica.
Fenómenos económicos y sociales que en muchas ocasiones no son consecuencia de la migración y cuyas consecuentes políticas migratorias deberían ser racionales y no estar determinadas por el oportunismo político.
Europa, beneficiada por el acceso al atractivo mercado común, navega actualmente en una creciente retórica nacionalista que hace cada vez más difícil la inversión foránea mientras que los fracasos de las políticas migratorias alientan el discurso de la ultraderecha radical.
Estados Unidos hacia la desglobalización
Por su parte y aunque las encuestas no son contundentes al respecto, los mercados apuestan a una elección de Donald Trump, con lo que el proteccionismo será el nuevo lenguaje comercial y migratorio de la primera economía mundial.
El analista geopolítico Moisés Naím resaltaba esta semana al respecto, en su columna de El País:
En Estados Unidos, muchos de los aranceles impuestos por Donald Trump durante su presidencia fueron sigilosamente mantenidos por Joe Biden, prueba clara de que, en este ambiente político, nadie se atreve a enarbolar la bandera de la liberalización comercial. En estos tiempos, calificar a alguien de “globalista” es un insulto.
Trump, no pierde oportunidad para prometer una tasa de impuesto reducida para los fabricantes estadounidenses y la imposición de aranceles más elevados para proteger su industria.
Propone una tarifa universal del 20% para cualquier producto importado de los países de Asia menos de China, a cuyos productos les aplicaría un arancel de al menos 60%.
Bajo la política propuesta por Trump, mercados como los de América Latina también se verán afectados al encarecer sus productos, un riesgo a tener en cuenta por estas economías, aunque muchas gozan de tratados de comercio exterior.
Estos aranceles, a fin de cuentas, terminan siendo pagados por los importadores quienes a su vez las «pasaran» a los consumidores finales estadounidenses en precios más altos, con consecuencias sobre la inflación del país.
La ventaja consistente del candidato republicano en una parte de las encuestas, se da por dos temas que el publico estadounidense percibe como los más importantes del momento, economía y seguridad fronteriza.
Un discurso anti inmigrantes que podría confundirse con racismo pero que en esencia representa hacia donde se dirige una parte importante de la opinión publica de ese país.
¿Avance o Retroceso?
La globalización ha permitido una mayor disponibilidad de bienes y servicios en el mundo, la cual por efectos del actual proceso de deslocalización de la producción se vería reducida.
No obstante las frecuentes denuncias que los enemigos de la globalización hacen contra el comercio internacional, la experiencia con el proteccionismo ha tendido hacia el empobrecimiento de todos los factores de producción y en especial, hacia los trabajadores.
La globalización acarrea defectos, como el haber contribuido a la desigualdad en la distribución de la riqueza y el no haber ofrecido, al menos hasta ahora, una respuestas eficiente al desafío climático.
No obstante, la adopción de posturas radicales en términos de proteccionismo y de aislacionismo, por parte de algunos gobiernos es una senda que no solo evita los beneficios generados por el comercio entre las naciones, cosa que sabemos desde Adam Smith, sino que permite la manipulación de la política con fines electorales.
Naím, en su columna resaltaba también que:
Los aumentos en costes cuando se imposibilita el comercio y se restringe la movilidad humana irán socavando la prosperidad de familias trabajadoras que, muchas veces sin saberlo, dependen de la integración global para su bienestar.
… Revertir estas tendencias y restaurar un enfoque de cooperación internacional, que incluya tanto el comercio como la inversión y la movilidad humana, podría evitar un empobrecimiento generalizado y devolver al mundo a un camino de prosperidad compartida.
Por su parte, Kristalina Georgieva Directora del FMI, acaba de advertir al mundo desde Washington sobre un «difícil futuro» para la humanidad en medio de un escenario de bajo crecimiento económico.
La economista destacaba que la cooperación internacional y el comercio mundial son fundamentales para el desarrollo sostenido de las naciones.
La desglobalización no parece hacer caso a los consejos de la búlgara.
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