- Escrivá propone cambiar el impuesto a la banca para evitar que perjudique a las entidades más prudentes.
- El impuesto recauda miles de millones anualmente y afecta a los grandes bancos. ¿Cómo influirá esto en la competencia y estabilidad financiera?
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha expresado la necesidad de revisar el actual impuesto temporal a la banca para que sea “lo más neutral posible”. Este impuesto, que grava los ingresos por intereses y comisiones de las entidades financieras, ha generado controversia desde su implementación en 2023, bajo la iniciativa del Ministerio de Hacienda, liderado por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
En particular, Escrivá ha señalado que la actual estructura del gravamen no permite descontar las provisiones, lo que penaliza a los bancos que gestionan riesgos de manera prudente.
El impacto del impuesto en cifras
El impuesto temporal a la banca en España, implementado en 2023, tiene como objetivo recaudar aproximadamente 1.500 millones de euros anuales. Este gravamen afecta a los bancos que generan más de 800 millones de euros en ingresos por intereses y comisiones, y se aplica sobre el 4,8% del margen de intereses y comisiones que perciben las entidades financieras.
Durante el primer ejercicio de su aplicación, en 2022, los principales bancos españoles ya abonaron un total de 1.056 millones de euros, repartidos de la siguiente manera:
- CaixaBank pagó alrededor de 373 millones de euros.
- BBVA, 225 millones.
- Santander, 224 millones.
- Sabadell, 157 millones.
- Bankinter, 77 millones.
En cuanto a las comisiones bancarias, las entidades generaron 21.043 millones de euros en 2022, lo que representó un aumento del 6,42% respecto al año anterior. Estas cifras demuestran que el sector bancario ha mantenido un buen desempeño en términos de ingresos, en gran parte impulsado por la subida de tipos de interés, que también benefició los márgenes de intermediación.
Críticas al diseño actual del impuesto
El principal problema identificado por Escrivá es que el impuesto no refleja adecuadamente la realidad financiera de las entidades, ya que no considera las provisiones. Estas provisiones son fondos que los bancos reservan para cubrir posibles pérdidas futuras, y su exclusión del cálculo del impuesto podría afectar negativamente a las instituciones más prudentes, que tienen mayores reservas para protegerse de riesgos financieros?.
Escrivá también criticó el límite de 800 millones de euros en ingresos como umbral para determinar qué entidades están sujetas al impuesto, ya que esto podría generar distorsiones en la competencia. Las grandes entidades se ven afectadas en mayor proporción, mientras que las medianas y pequeñas quedan en su mayoría exentas, lo que genera una desventaja competitiva para los grandes bancos que operan en España?.
La perspectiva del Banco de España
El Banco de España ha advertido que este impuesto, tal como está diseñado, podría tener efectos adversos en la resiliencia del sector bancario. El gobernador Pablo Hernández de Cos ha sugerido que una parte de los beneficios que actualmente se destinan a pagar el impuesto debería mantenerse en el capital de los bancos para fortalecer su capacidad de absorción de shocks financieros. Según un análisis publicado por El Independiente, Hernández de Cos enfatizó la importancia de garantizar que el impuesto no comprometa la estabilidad del sector
Además, el Banco de España ha señalado que la rentabilidad del sector ha mejorado gracias a la política monetaria restrictiva de los últimos meses, pero advirtió que esta situación no se mantendrá a largo plazo. Por ello, insistió en que es crucial garantizar la estabilidad financiera y la correcta transmisión de la política monetaria, algo que podría verse comprometido si el impuesto no se ajusta?.
La revisión del impuesto a la banca es esencial para equilibrar la recaudación fiscal con la salud del sector financiero. Las preocupaciones de Escrivá y del Banco de España reflejan la necesidad de un diseño más equitativo y neutral, que no penalice a las entidades más prudentes ni distorsione la competencia. A medida que el gobierno estudia la posibilidad de hacer permanente este gravamen, es crucial tener en cuenta su impacto en la estabilidad económica y en el crecimiento del sector bancario español.
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