- Donald Trump empezará una política energética de «taladra, cariño, taladra (Drill, baby, drill)»
- Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, se retira del Acuerdo de París mientras las inversiones globales en energía limpia superan los 1,3 billones de euros
- El calentamiento global podría superar los 3 grados para finales de siglo sin una acción climática más agresiva según la ONU
Donald Trump es el 47.º presidente de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2025, y anteriormente, fue el 45.º presidente de Estados Unidos y ha regresado para asegurar que recuperará la economía y la industria estadounidense y que se apoyará en el petróleo y el gas para reducir la inflación y los costes:
El declive de América se ha acabado, firmare una serie de órdenes ejecutivas históricas con las que empezará la completa restauración de América y la revolución del sentido común.
El nuevo presidente, ha prometido en su discurso de investidura, que hará que el país vuelva a ser una nación rica de nuevo y que para ello empezará una política energética de:
Taladra, cariño, taladra (Drill, baby, drill).
La decisión de Estados Unidos fortalece a China y la Unión Europea como líderes en la transición hacia energías limpias.
El sector de energías renovables genera inversiones récord mientras Estados Unidos prioriza la producción de petróleo y gas.
Trump: ¿Acabar con el Green New Deal?
Trump de nuevo en la Casa Blanca ha dicho que sus acciones irán dirigidas a:
Acabar con el Green New Deal.
Decisión que también afectará directamente a la industria automovilística de Estados Unidos:
Revocaré el decreto del vehículo eléctrico, salvando nuestra industria automovilística
Esta es una medida que, según el propio Trump, permitirá que cada estadounidense tenga el coche de su elección:
Construiremos automóviles en América de nuevo a una escala que nadie podría haber soñado hace poco año.
Al mismo tiempo anunció oficialmente que Estados Unidos se retirará nuevamente del Acuerdo de París, una medida que coloca al mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero fuera del principal pacto global contra el cambio climático.
La decisión, revelada en un comunicado de la Casa Blanca, refleja el escepticismo del mandatario respecto al calentamiento global y su enfoque en maximizar la producción de combustibles fósiles.
Trump y Estados Unidos ¿Hacia el aislamiento político?
La salida de Estados Unidos del acuerdo coloca al país junto a Irán, Libia y Yemen como las únicas naciones que no forman parte del pacto climático firmado en 2015.
Este acuerdo busca limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, un objetivo considerado crucial para evitar los peores efectos del cambio climático.
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, por detrás de China, y su retirada debilita la ambición colectiva de reducir drásticamente las emisiones.
Según un informe reciente de las Naciones Unidas, el calentamiento global podría superar los 3 °C para finales de siglo si no se implementan medidas más agresivas.
Esto incrementaría los riesgos de fenómenos extremos, como el aumento del nivel del mar, olas de calor y tormentas más devastadoras.
¿Golpe a la competitividad económica?
Más allá de las implicaciones medioambientales, la decisión de Trump podría perjudicar la competitividad de Estados Unidos en sectores estratégicos de energía limpia, como la energía solar, los vehículos eléctricos y la tecnología de almacenamiento de energía.
El desarrollo de energías renovables ha sido un motor económico creciente a nivel mundial, generando empleo y atrayendo inversiones.
En 2023, las inversiones globales en energía limpia alcanzaron los 1,3 billones de euros, superando las inversiones en combustibles fósiles por primera vez.
La salida de Estados Unidos podría reducir su participación en este mercado en expansión, dejando a otros países, especialmente China y la Unión Europea, liderar la transición energética.
La agenda Trump
La medida es coherente con la agenda de Trump de desregular el sector energético para favorecer a las empresas petroleras y de gas natural.
Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor mundial de petróleo y gas, gracias a la tecnología de fracturación hidráulica y al aumento de los precios tras la invasión rusa de Ucrania.
Sin embargo, esta estrategia de corto plazo podría comprometer la sostenibilidad económica y ambiental del país a largo plazo.
La dependencia de los combustibles fósiles no solo contribuye al cambio climático, sino que también expone a Estados Unidos a la volatilidad de los mercados energéticos globales.
La transición hacia una economía más limpia no solo es una cuestión ambiental, sino también una estrategia para reducir riesgos económicos y fortalecer la resiliencia energética.
La retirada del Acuerdo de París también debilita la posición diplomática de Estados Unidos en el escenario internacional.
La acción envía una señal de desinterés por los esfuerzos colectivos y podría erosionar la credibilidad del país en futuras negociaciones climáticas.
Además, este movimiento podría dificultar la cooperación internacional en otras áreas, como comercio, seguridad y tecnología.
La Unión Europea y China, líderes en la agenda climática global, podrían reforzar sus lazos en este ámbito, marginando aún más a Estados Unidos en discusiones estratégicas.
El tiempo dirá la estrategia de Taladrar y Taladrar será revertida en el futuro, pero por ahora, Estados Unidos se encuentra en una posición de aislamiento frente a uno de los desafíos más críticos del siglo XXI.
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